El duelo


Hace unos días un interesante artículo del periodico explicaba que el apego que sentimos por algunos objetos, es más un sentimiento de amor que de adicción. Pero hoy quiero poner las cosas en sus justos términos:
Ni la teta es un chupete, ni la leche materna un polvo enlatado, ni el vínculo con una persona es lo mismo que con un objeto . El original, sólo tiene que ver con el sucedáneo, en el hecho de haber servido de modelo. Pero para nada son, más o menos, lo mismo. Por desgracia, vivimos en la sociedad de los sucedáneos, de las falsas copias, donde gracias al más o menos. podemos tener de todo, lo mismo, sin apenas esforzarnos.
 Podemos tirar todos los sucedáneos a la basura y comprarnos otros, incluso mejores, ¿pero que hacer cuando se pierde un original? O sea una persona, que es el único original posible (en si mismo, en sus actos o en sus sentimientos). Sencillamente que no se puede sustituir, porque es único e irrepetible. Lamentemos, pues, la pérdida de aquellos a los que queremos, porque a través de ese vínculo son parte de nuestro propio ser.  Así que necesitamos elaborar un duelo para para poder integrar este proceso y sanarnos a nosotros mismos.
En contra de las hipótesis reduccionistas de algunos expertos en estos temas, estoy convencido de que ni la serotonina, ni la oxitocina ni la dopamina, nos harán mejores, ni más felices, El Amor a otras personas, e  incluso el Duelo, sí.